Hay una inundación en mi rostro,
voy a sembrar mi futuro en la tierra,
el río reclama su cauce en el llanto:
¡Estoy tan feliz!
¿Qué te daré para la espalda, esposa?
Hojas de Tijiky.
Duerme que yo velaré tu sueño
de nervios alterados,
para hablar con mis muertos:
los enfermos, los viejos,
que cayeron de amor en el Paraíso,
que dios castigó irremediablemente
con el destino de la flor que se marchita
a la vista de todos.
Flor, sostenme,
lo mío es no derrumbarme,
no me sueltes.
Entonces,
los sauces llenarán mi mente de presencias.
...