Mi guitarra es una caja abierta
de palo duro y sufriente,
herida por la montaña y el temor.
¡Mi guitarra tiene muchas cicatrices!
tal vez si yo la cuido
un día se podrá curar.
En ella guardé el recuerdo de mis amigos
tatuado a mano, en la oscuridad,
y esos inútiles intentos por ser mejores,
y las canciones
con que escondíamos juntos nuestra maldad.
Mi guitarra es una niña violada por el tiempo,
inevitablemente preñada de su orfandad.
Yo la rasguño y ella me canta
con esa voz triste con que nos habla el azar.
Mi guitarra es una caja abierta,
tal vez un día se podrá curar.
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