miércoles, 2 de marzo de 2011

Poema 2

Humo de la tarde gris que habitamos,
ido con olor a café:
¿qué busca el tiempo con su afán?

Cabalga invisible, ocupando espacios,
pisoteando a golpe de herraduras
la envoltura pobre de los días sin sabor.

¿Recuerdas la infancia,
su llegada a nuestra mesa?
Niña de ojos como mares nunca vistos.

El tic tac de cabalgaduras no la intimidó.
Segura ante la fatalidad de nuestros monólogos,
lo suyo fue, siempre,
advertir que existe
algo más allá de la mano,
cuando “los heraldos negros” nos visitan.

Por ella el regreso
decidió asumir la lucha contra el tiempo:
su forma fue el hambre;
y el campo de batalla,
una vez más,
el corazón.     

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